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Salvador de Bahía es una de esas ciudades que tienes que conocer antes de que el mundo se acabe

Foto del escritor: Carlos H CoronaCarlos H Corona


Querido/a Dominicano/a:


Salvador de Bahía es una de esas ciudades que tienes que conocer antes de que el mundo se acabe.


Salvador de Bahía fue una de las regiones que más esclavizados recibió durante el comercio transatlántico de esclavos. Sin embargo, contrario a otras regiones de América Latina (con excepción de Haití), la cultura africana terminó dominando el paisaje cultural de la región y no al revés. Esta ciudad es uno de esos pocos lugares en América Latina donde la energía fluye de manera misteriosa. Pero para que entiendas eso, vas a tener que venir…


Llegué a Salvador de Bahía por primera vez en 2015 con el propósito de realizar estudios sobre música y espiritualidad afrobrasileña. Vivir en esta ciudad me abrió los ojos a nuevas perspectivas que jamás consideré. Lo primero es que (como muchos dominicanos) fui criado en una familia súper católica, y desde pequeño, todo eso de santería, imágenes, velas, ofrendas a santos, tenía un solo nombre: diabólico. Cuando llegué a Salvador por primera vez en 2015, llegué con esa mentalidad. Recuerdo que, con solo ver a la gente practicando sus rituales religiosos, me daba mucho miedo. Tenía miedo porque no entendía.


Aun con la constante persecución religiosa por parte de personas con el mismo pensamiento que yo tenía, la gente de esta ciudad se enorgullece de sus raíces africanas y no se ha dejado colonizar por ideologías eurocentristas. Las celebraciones religiosas, la música, los monumentos primordiales… todo, absolutamente todo, honra la espiritualidad afrodescendiente manifestada a través del Candomblé y la Umbanda. Aun así, en esta ciudad no se siente que haya una lucha de poder entre las religiones africanas y las europeas. Siento que ambas conviven de manera armoniosa. Personas negras, blancas, mestizas, mulatas… todas conviven practicando el sincretismo que las une. Una de las cosas que más me ha sorprendido es cómo el gobierno del estado promueve las festividades culturales afro sincréticas, algo que nunca he visto en ninguna parte de la República Dominicana.


Desafortunadamente, en RD aún se sigue demonizando todo lo que proviene de África, a pesar de que África es la esencia misma de nuestra cultura. Nos han criado con aspiraciones enfocadas en Europa, lo que ha generado un sinnúmero de repercusiones espirituales que ni nosotros mismos entendemos. De manera inconsciente, seguimos alimentando el poder de las ideologías europeas, los estándares de belleza europeos, el arte europeo… tanto así que replicamos el sistema colonial una y otra vez.


Estoy convencido de que nuestra fuerza cultural está en promover todos los aspectos de nuestra identidad, incluyendo las manifestaciones religiosas afro sincréticas, conocidas en nuestro país como las 21 Divisiones. Sueño con una República Dominicana inclusiva, que no solo respete la diversidad religiosa de cada individuo, sino que también celebre la diversidad que nos une, así como lo hace la gente de Salvador de Bahía.




 
 
 

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